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AGROSAVIA - de la granja al corazón: Cuando el aprendizaje se vuelve vida

AGROSAVIA - de la granja al corazón: Cuando el aprendizaje se vuelve vida
  • Los jóvenes rurales tejiendo futuro en la Amazonía.
  • Más que una visita, una escuela sin paredes.

 

Florencia, Caquetá. Mayo 15 de 2025. El Doncello, donde la Amazonía entrelaza su sinfonía entre serranías y caudalosas venas de agua, bajo el manto húmedo del Caquetá, un territorio donde el río arrulla relatos ancestrales de raíces inquebrantables y lucha silenciosa, los estudiantes del Agrotécnico Mixto de Belén de los Andaquíes no se limitaron a recorrer la Granja Copoazú: la habitaron. En el marco de la Estrategia Nacional Jóvenes Rurales, liderada por la Corporacion colombiana de investigacion agropecuria – AGROSAVIA y financiada por el Ministerio de Agriucultura y Desarrollo Rural, los estudiantes vivieron una experiencia transformadora como estrategia de fortalecimiento de capacidades al visitar la experiencia agroempresarial de la Granja Integral Familiar Amazónica – Copoazú, un modelo autosostenible que integra la parte pecuaria a la producción agrícola sostenible y de conservación bajo principios agroecológicos.

Este espacio, liderado por el pionero Aurelio Cuéllar, es un laboratorio vivo donde las nuevas generaciones descubren cómo armonizar producción, biodiversidad y conservación, desde el cultivo de especies nativas como el copoazú y el uso de cercas vivas, la producción de bioabonos hasta la creación de corredores biológicos que protegen la fauna silvestre. 

Los jóvenes no solo observaron, sino que pusieron manos a la obra: aprendieron técnicas de manejo agroforestal, elaboración de abonos orgánicos y diseño de sistemas silvopastoriles adaptados al ecosistema amazónico. “Aquí, entendimos que la tierra no se hereda, se cuida”, compartió uno de los estudiantes, reflejando cómo esta vivencia fortaleció sus capacidades técnicas y su conciencia ambiental. 

La granja Copoazú se ha convertido en un faro de inspiración: además de recibir a comunidades locales y turistas interesados en agricultura sostenible, ha motivado a decenas de familias a replicar sus prácticas, reduciendo la presión sobre los bosques y mejorando su seguridad y soberanía alimentaria. Para los estudiantes, este encuentro fue un puente entre el conocimiento académico y la sabiduría campesina puesta en práctica, equipándolos con herramientas para replicar y liderar proyectos similares en sus territorios. 

Este proyecto demuestra que la agricultura familiar no es solo una alternativa económica, sino un acto de resistencia ambiental: mientras produce alimentos, se regeneran suelos, se captura carbono y se preserva la biodiversidad y la identidad cultural amazónica. Los jóvenes del Caquetá, ahora formados en este enfoque, son la promesa de una Amazonía donde desarrollo y conservación florecen juntos.

“Aquí, las manos aprenden lo que los libros no enseñan” les dijo don Aurelio, mientras guiaba sus dedos entre las hojas de un Copoazú, ese fruto amazónico que sabe a tierra y a futuro. Los estudiantes, con el lodo en las botas y la curiosidad en los ojos, descubrieron que una cerca viva no es solo un límite, sino un abrazo entre el hombre y el bosque. Que un corredor biológico no es un sendero, sino un puente tejido por pájaros y sueños.  

Por momentos, se volvieron apicultores de montaña, guardianes de semillas, poetas del compostaje. Aprendieron a escuchar el lenguaje de las abejas y a leer en las arrugas de los árboles. Pero lo esencial no fueron las técnicas, sino el fuego que se encendió en ellos.

Esta experiencia ya no es un recuerdo; es un latido. Los jóvenes regresaron a su destino con preguntas nuevas: ¿Cómo criar pollos sin enjaular el monte? ¿Cómo cosechar sin silenciar el río? La granja les dejó una certeza: la sostenibilidad no es una materia, es un camino. Y así, entre imponentes árboles y meliponarios, los estudiantes hijos del Andaquí y la Amazonía, empiezan a escribir su propia historia. No con tiza y pizarrón, sino con azadones y esperanza. Porque en Belén de los Andaquíes, la educación ya no cabe en cuatro paredes: ha echado raíces.

Esta no es una simple capacitación: es el momento en que AGROSAVIA dejó de ser una sigla para volverse raíz. Su conocimiento, antes encerrado en informes técnicos, hoy trepa por las manos de los jóvenes como enredadera viva, transformando parcelas en laboratorios y dudas en certezas. 

En cada surco demostrativo y en cada taller donde la ciencia se fusionan con el conocimiento ancestral, AGROSAVIA no solo enseña, ilumina. Los jóvenes del Caquetá no se limitan a repetir teorías; las reinventan. De esta manera, la Corporación ayuda a establecer las bases para un campo colombiano ideal: un campo joven, innovador, sostenible y productivo.

 

 

 

  • Más información:
  • José Dario Ule Rodriguez
  • Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
  • Sede Florencia
  • Oficina Asesora de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
  • jule@agrosavia.co
  • AGROSAVIA