Pasto, Nariño. Junio 12 de 2025. En el marco del Plan Nacional de Semillas, Ruta Agroecológica, coordinado por el Centro de Investigación Obonuco - AGROSAVIA y la Asociación Agroecológica – Agroeconur, el mes pasado se llevó a cabo un encuentro de guardianes en el municipio de San Lorenzo (Nariño). La actividad reunió, guardianes del nodo Lerma (Cauca), guardianes del nodo Centro- Cauca y a los anfitriones del nodo San Lorenzo, con participación importante de jóvenes, con el objetivo de continuar afianzando acciones para la conservación de la biodiversidad y los riesgos asociados a las especies conservadas en sus territorios.
Durante la jornada se desarrolló un ejercicio de reactivación de memoria, orientado a identificar las especies agrícolas que han disminuido en área sembrada, producción de semilla y circulación en el municipio. En este diálogo de saberes emergieron preocupaciones comunes entre los participantes, quienes señalaron como principales causas de la pérdida; hábitos de consumo, el cambio climático, la presión de problemas fitosanitarios, el monocultivo, y la dificultad de garantizar el relevo generacional tanto en la producción como en la transmisión del conocimiento.
En este contexto, y como resultado natural de la metodología participativa que promueve la agroecología, emergió un componente inesperado, pero profundamente significativo: el rescate de un juego tradicional llamado -Perro y Pepa-. Este juego, compartido por Herney Ruiz y Alexander Quiñonez, dos líderes campesinos del nodo Lerma, Cauca, integrantes de la Red de Guardianes de Vida, demostró que ser guardián de semillas implica también conservar la memoria cultural y los saberes ligados a la vida cotidiana en el campo.
Según narraron los líderes, el juego -Perro y Pepa- formaba parte de las formas de diversión infantil hace más de siete décadas, cuando niños y niñas aprovechaban los elementos que encontraban en su entorno rural para inventar juegos. En este caso, bastaban una naranja y algunas semillas. La reconstrucción de este juego forma parte de una investigación liderada por guardianes de semillas del Cauca, quienes recogieron testimonios de personas mayores en Lerma, reviviendo historias de infancia y juego.
Alba Portillo, coordinadora de la Red de Guardianes de Vida, señaló que estos saberes “hacen parte de las dinámicas propias de las comunidades campesinas e indígenas, donde las semillas no solo son un medio de producción, sino también un vehículo para generar conversaciones, relaciones y transmisión cultural. Estos conocimientos, transmitidos de generación en generación, constituyen parte de la memoria biocultural de los territorios”.
A continuación, compartimos una descripción del juego -Perro y Pepa-, con el propósito de que no se pierda este valioso ejemplo de memoria campesina y de relación lúdica con la naturaleza, hoy revivido en nuevos territorios.
Elementos:
- Una naranja
- Diez semillas grandes (como chachafruto, guaba o poroto)
- Varias semillas pequeñas (como frijol o maíz)
Paso 1:
Se corta la cáscara de la naranja en cuatro cilindros de aproximadamente 2 cm de diámetro. Estas piezas funcionarán como las fichas del juego.
Paso 2:
Para iniciar, el primer jugador agita las cuatro fichas en sus manos y las lanza sobre una superficie plana. Si todas caen con la misma cara (ya sea con la epidermis, parte externa de la cáscara hacia arriba, o la parte interna blanca hacia arriba), el jugador obtiene el derecho a iniciar el juego. Luego, pasa las fichas al jugador de su derecha.
Paso 3:
Durante el turno, si un jugador lanza las fichas y obtiene: Cuatro caras iguales, ganará un -perro- (semilla grande). Dos caras hacia arriba y dos hacia abajo: gana una -pepa- (semilla pequeña). Tres caras hacia arriba y una hacia abajo (o viceversa): pierde el turno y pasa las fichas al siguiente jugador.
El jugador puede seguir tirando mientras siga ganando -perros- o -pepas-.
Paso 4:
Gana quien logre reunir diez -perros-. Se pueden canjear seis -pepas- por un -perro-. En ocasiones, se apuesta con productos de la finca como frutas o semillas, y el ganador se lleva todos los elementos apostados.
La jornada cerró con una emotiva partida de -Perro y Pepa-, donde guardianes de semillas e investigadores de AGROSAVIA compartieron risas, historias y experiencias. Este gesto sencillo consolidó los lazos de confianza y recordó que la co-investigación no solo se construye desde el taller o del encuentro, sino también desde la vida misma, a partir de los juegos, la memoria y los saberes campesinos que continúan floreciendo en cada territorio.
- Más información:
- Mónica Milena Burbano
- Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- Centro de Investigación Obonuco
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