Pasto, Nariño. Abril 29 de 2025. En los sistemas agrícolas, las plantas conviven con una amplia diversidad de macro y microorganismos. Muchos de estos organismos son benéficos, como los insectos polinizadores, bacterias fijadoras de nitrógeno u hongos que mejoran la absorción de nutrientes a través de la raíz. Sin embargo, existen también organismos que, al afectar la forma, función o integridad de las plantas, pueden ocasionar enfermedades que comprometen el desarrollo e incluso podrían conducir a su muerte.
Este es el caso de la enfermedad conocida como hernia de las crucíferas, causada por el microorganismo Plasmodiophora brassicae. Esta patología es considerada una de las más graves en cultivos de coles a nivel mundial. Afecta especies de la familia Brassicaceae como el repollo, coliflor, brócoli, col de Bruselas, entre otras. Sin embargo, se ha identificado que más de 3.700 especies, tanto silvestres como cultivadas de esta familia taxonómica, pueden ser susceptibles a esta enfermedad, como lo indica una revisión realizada por un equipo del Instituto de Microbiología Aplicada a la Agricultura de China en el año 2025.
Durante las primeras etapas de infección de la enfermedad de la Hernia de las crucíferas, los síntomas no son visibles en la parte aérea de la planta. A medida que la enfermedad avanza, aparecen signos como enanismo, amarillamiento y marchitez foliar, provocados por la formación de agallas en las raíces que interrumpen el flujo de agua y nutrientes, causando la muerte de la planta en casos severos.
En Colombia, el contexto es preocupante, especialmente por el papel fundamental que desempeña la producción de hortalizas en la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria. Aunque el primer reporte oficial de la enfermedad en el país se remonta a 1962, en el municipio de Villamaría (Caldas), una investigación reciente liderada por la doctora Andrea Botero confirmó la presencia de Plasmodiophora brassicae en varios departamentos: Cundinamarca, Antioquia, Caldas, Norte de Santander, Cauca, Valle del Cauca, Boyacá y Nariño.
Este último departamento merece especial atención debido a su destacada participación en la producción nacional de hortalizas. Por citar algunos ejemplos, Nariño registra una producción anual aproximada de 3.240 toneladas de repollo, 2.476 toneladas de coliflor y 2.777 toneladas de brócoli.
En este territorio, la enfermedad fue reportada oficialmente por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en el año 2013, en el municipio de Ipiales. Desde entonces, se presume su progresiva diseminación. En 2022, un equipo de investigadores del Centro de Investigación Obonuco de AGROSAVIA, lideró una primera brigada de monitoreo en el corregimiento de Gualmatán, del municipio de Pasto, uno de los territorios estratégicos de producción del departamento. Esta iniciativa permitió constatar la presencia de la enfermedad, la incidencia a nivel de veredas y mostró su potencial dispersión3.
Ahora en 2025, bajo el marco del Proyecto Colombo Alemán de Agroecología PACA, se adelantó una segunda fase de trabajo centrada en el análisis del monocultivo y la producción intensiva como factores de riesgo, así como el reconocimiento de respuestas comunitarias frente a la presión fitosanitaria de la Hernia de las crucíferas.
Entre el 7 y el 11 de abril del presente año se llevó a cabo la articulación institucional entre AGROSAVIA, el ICA, Asohofrucol y la Secretaría de Agricultura de la Alcaldía de Pasto. Mediante visitas de campo, talleres participativos y recorridos por predios hortícolas, se logró actualizar la incidencia de la hernia de las crucíferas y documentar experiencias comunitarias orientadas a su manejo.
En este contexto, se recolectó información sobre diversas innovaciones campesinas, algunas de ellas fundamentadas en principios agroecológicos. La innovación campesina se concibe como un proceso mediante el cual las comunidades rurales desarrollan y adaptan conocimientos, prácticas y tecnologías en respuesta a los desafíos específicos de sus entornos productivos y socioculturales. Este tipo de estrategias, de carácter colectivo y participativo, arraigado en el conocimiento local, constituye un aporte fundamental para el fortalecimiento de la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.
Entre los principales hallazgos se resalta la necesidad de seguir consolidando alianzas entre productores e instituciones, especialmente frente a limitantes sanitarios de gran escala que tienen implicaciones sobre la producción. Aunque los datos obtenidos se encuentran en fase de análisis, se confirma que el microorganismo, causante de la enfermedad persiste en el suelo y continúa afectando cultivos de repollo, brócoli y coliflor en el corregimiento.
Asimismo, se identificaron prácticas agroecológicas relevantes que podrían ofrecer alternativas para el abordaje del problema, como la rotación de cultivos con especies tradicionales (haba, papa, arveja, otras) y especies hortícolas de ciclo corto (zanahoria, remolacha, cilantro, lechuga, acelga, perejil y apio), el uso de abonos orgánicos provenientes de cuyes —especie menor de relevancia cultural en Nariño—, la aplicación de biopreparados elaborados localmente, entre otras innovaciones.
Estas experiencias permiten visualizar una gestión comunitaria de la hernia de las crucíferas, que podría convertirse en modelo para otras regiones afectadas. Se espera que los resultados obtenidos en esta fase abran paso a escenarios de coinvestigación y desarrollo participativo de estrategias, fortaleciendo la resiliencia de los sistemas hortícolas campesinos bajo el enfoque agroecológico.
La cocreación e intercambio de conocimientos constituye un motor esencial para impulsar innovaciones agrícolas eficaces frente a desafíos complejos como la hernia de las crucíferas. La capacidad de respuesta de las comunidades ante problemas fitosanitarios críticos es significativamente mayor cuando las soluciones surgen de procesos participativos y colaborativos, integrando saberes locales, experiencias campesinas y apoyo institucionales.
En el corregimiento de Gualmatán, la identificación y promoción de prácticas agroecológicas, como las documentadas durante las jornadas de trabajo, evidencian el potencial del conocimiento campesino para hacer frente a la presión sanitaria ejercida por Plasmodiophora brassicae. No obstante, para consolidar estas iniciativas y fortalecer la resiliencia de las comunidades, resulta fundamental sostener y profundizar un acompañamiento institucional continuo. Este acompañamiento facilitará además el fortalecimiento de las capacidades locales, consolidando potencialmente las innovaciones generadas desde la comunidad.
- Más información:
- Mónica Milena Burbano
- Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- Centro de Investigación Obonuco
- Oficina Asesora de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- mmburbano@agrosavia.co
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