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La Colla negra: una especie con potencial para ser incorporada en sistemas de alimentación animal

La Colla negra: una especie con potencial para ser incorporada en sistemas de alimentación animal

San Juan de Pasto, Nariño. 11 de septiembre. La Corporación colombiana de investigación agropecuaria – AGROSAVIA, a través de su Centro de Investigación Obonuco, ubicado a 2.700 m.s.n.m. en Pasto (Nariño), se viene evaluando el potencial de la arbustiva forrajera conocida como colla negra ((Smallanthus pyramidalis (Triana) H. Rob.) para la alimentación animal y otros usos.

Según el investigador de la Corporación, Juan Leonardo Cardona, esta planta que pertenece a la familia de las asteráceas, es una especie nativa, propia de la zona altoandina de Colombia, que se observa desde los 2.000 hasta 3.000 m.s.n.m., puede encontrarse desde el Perú hasta Venezuela, también se conoce con los nombres comunes de pauche o camargo, este nombre varía según la zona. En Colombia, la Colla negra se localiza especialmente en las cordilleras Central y Oriental, habitando especialmente en el bosque muy húmedo y húmedo montano bajo (bmhMB).”

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La Colla negra requiere de suelos bien drenados y húmedos para un óptimo crecimiento. En los primeros meses de establecimiento puede verse afectada por las heladas o vientos fuertes. Se han encontrado arbustos hasta de 15 metros de altura, conservando la forma piramidal de su estructura. Sus tallos son cilíndricos y huecos, por lo que es necesario tener cuidado al realizar las labores de poda y mantenimiento, ya que, si se despejan los entrenudos le puede ingresar agua a la planta y sufrir procesos de pudrición. Sus hojas de color verde claro son grandes, por esta razón su rendimiento en biomasa es mayor que el de otras especies forrajeras y su propagación puede ser de forma sexual o asexual.

La propagación de esta especie en su mayoría se realiza por estacas (asexual), en donde se extrae material vegetativo de plantas adultas y que hayan dado buen rendimiento. Las estacas se colocan en una cama “enraizadora” con el fin de lograr el enraizamiento y brote de la parte aérea, hasta obtener una plántula nueva. Las plántulas se siembran a una distancia de 1 m x 1m en el caso de bancos forrajeros, y se realizan podas de formación hacia los siete meses después del establecimiento, para las condiciones agroecológicas del corregimiento de Obonuco.

En la zona altoandina del departamento de Nariño se reporta el uso de colla negra en la alimentación de cuyes y bovinos, aunque es un tema que aún requiere de más validación, hasta el punto de llegar a recomendaciones tecnológicas sobre el uso y manejo de esta especie en sistemas de alimentación animal. A través del Centro de Investigación Obonuco se han realizado investigaciones de rendimientos y calidad nutricional de esta especie a diferentes edades de corte, se ha encontrado, por ejemplo, que a la edad de 70 días los rendimientos promedio son de 8 kg de forraje verde por arbusto, y hasta 13 toneladas de materia seca por ha/corte. Estos datos nos indican el gran potencial de esta especie para el incremento de la oferta forrajera en los sistemas de alimentación de rumiantes y cuyes, en las regiones altoandinas.

En cuanto a calidad composicional, se ha encontrado un rango de proteína cruda que oscila entre el 18 % y 25 %, la cual disminuye con la edad de la planta, y carbohidratos no estructurales hasta del 15 %, lo que podría dar un indicio de su uso como mejorador del balance energía-proteína a nivel ruminal. La energía neta de lactancia (ENL Mcal/kg) es de 1.5 promedio, por lo que se podría esperar aumento en la producción de leche al utilizar esta especie forrajera.

Se ha encontrado una fibra detergente neutra y ácida (FDN-FDA) de 34 % y 18 % respectivamente a los 70 días; valores de fibra considerados como moderados y que en bovinos podrían estimular la rumia y la salivación, sin disminuir la tasa de pasaje ruminal, y en cuyes se puede considerar como un forraje digestible y de buena fermentación en el ciego.

En la Colla negra se ha encontrado también la presencia moderada de metabolitos secundarios como los taninos y las saponinas, los cuales inciden en la disminución de gases de efecto invernadero (GEI) como el metano a nivel ruminal, lo que le concede a esta especie un valor agregado al ser utilizada en la dieta de rumiantes. 

La Colla se ha evaluado en bancos forrajeros mixtos, cercas vivas y como protector de fuentes hídricas. La literatura también reporta su uso a nivel medicinal y artesanal en países como Perú y Bolivia.

Investigadores del área pecuaria del Centro, le están apostando a la evaluación de esta y otras especies forrajeras con el fin de dar recomendaciones para que sean adoptadas por los productores en sistemas productivos altoandinos, como especies proveedoras de alimento para animales y prestadoras de servicios ambientales.

 

 

  • Más información:
  • Alcira Delgado Sánchez
  • Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
  • Centro de Investigación Obonuco
  • Oficina Asesora de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
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  • AGROSAVIA