Ibagué, Tolima. Diciembre 19 de 2025. Uno de los grandes problemas que enfrenta la agricultura colombiana es que las nuevas generaciones de productores del agro (campesinos, afrodescendientes, indígenas) no quieren vivir en el campo, las razones son múltiples, entre las más mencionadas se cuentan: la búsqueda de mejores oportunidades laborales y educativas, encontrar salarios más altos y un mejor nivel de vida. Además, hay algunas condiciones en el sector rural que presionan a los habitantes a salir de sus territorios, especialmente a los jóvenes y a los niños; en ese contexto esta franja de la población migra por la violencia, la inseguridad, la falta de tierras a precios asequibles, la carencia de desarrollo cultural, el acceso a servicios básicos como salud, educación y conectividad en las zonas rurales, pero especialmente, por las pocas oportunidades para la construcción de un proyecto de vida próspero y estable.
Algunos jóvenes ven el trabajo en el campo como poco prometedor; otros no desean seguir el modelo de vida de sus padres, estos factores se adicionan a la baja vinculación con el agro que el sistema educativo y las instituciones que desarrollan procesos de capacitación para los productores rurales, en los cuales las nuevas generaciones no son tenidas en cuenta y no se les proporciona un futuro prometedor en el estilo de vida rural.
En atención a algunos estudios generados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, se evidencia que la mayoría de los campesinos en Colombia tienen una edad que oscila entre 41 y 64 años. La referencia se hace a campesinos específicamente y no a personas que, aunque viven en la ruralidad, identificados como nueva ruralidad y que no obtienen su sustento, necesariamente de la agricultura. Hay departamentos en los que la edad promedio de los campesinos supera los 57 años. Estas cifras indican que cada vez es menor la cantidad de personas dedicadas a la producción en el sector agropecuario.
Es importante recordar que entre los pequeños y medianos productores agropecuarios en Colombia producen aproximadamente el 80 % de la alimentación que se consume en el país diariamente. A pesar de esta relevante responsabilidad que han asumido, los campesinos son cada vez menos; los productores habitantes del campo están disminuyendo y los que quedan, se están envejeciendo, porque los jóvenes no permanecen en la ruralidad.
Durante el presente año, en un ejercicio piloto, 25 estudiantes de la institución educativa Dindalito de la vereda San Francisco, Corregimiento de Chicoral, en El Espinal departamento del Tolima, adelantaron su servicio social en el Centro de Investigación Nataima de AGROSAVIA. Aunque los estudiantes llegaron sin conocimiento del sector agropecuario, sin entender qué se hace en un centro de investigación; en cada visita de las 13 programadas, conocieron un tema nuevo, labores en un cultivo de marañón, cómo funciona un tractor y para qué sirve, aparejos de mecanización, importancia del clima, manejo de muestras en un laboratorio, comunicación eficiente, entre otros temas.
Este ejercicio llevó a que estos jóvenes con edades entre 14 y 18 años construyeran sus propios conceptos sobre la importancia de las profesiones relacionadas con el sector agropecuario, la tecnificación de la producción, de los oficios de la producción (sembrar, conservar los recursos naturales, implementar tecnología, entre otros); la relevancia de la industrialización y del valor agregado. En términos generales, se puede afirmar que la mayoría de estos jóvenes ha comprendido que una de las razones por las que el campo no está en su baraja de expectativas, es porque no se sienten incluidos en la toma de decisiones, porque no son parte de las capacitaciones (extensión y transferencia), porque se espera que releven a los mayores y nadie los prepara para que se integren con las anteriores generaciones y construyan juntos las estrategias para enfrentar los nuevos retos.
Con la financiación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, AGROSAVIA ejecutó el proyecto Jóvenes Rurales, esta estrategia consistió en fortalecer ambientes de formación dedicados a temas agropecuarios y agroindustriales en el contexto de la región donde estén ubicadas las instituciones educativas objeto del proyecto, además de darle a la institución ese impulso, se capacitó a los estudiantes de los grados avanzados, procurando darles las herramientas para asumir sus propios emprendimientos y para que sirvan de formadores a los estudiantes de los grados anteriores.
La estrategia de este proyecto es generar los espacios de aprendizaje y las bases de conocimiento que le permitan al joven desarrollar su creatividad en torno a la productividad, a establecer procesos de transformación, que les permitan dar valor agregado a los productos primarios de su región.
Estos proyectos son sin duda un grano de arena en una playa, pero se convierten en una alternativa para que otras instituciones y los gobiernos nacional, regionales y locales, que estén interesados en darle más posibilidades al sector rural colombiano, consideren implementar estrategias similares que empoderen a las nuevas generaciones.
Queda claro que esta estrategia no resuelve el problema, hacen falta condiciones adecuadas: infraestructura, titularidad de la tierra, creación de cultura productiva con valor agregado y sostenible, sentido de pertenencia al territorio y sus habitantes, entre otros aspectos, pero esas condiciones no serían eficientes sin tener como base el conocimiento, la conceptualización que permite desarrollar innovaciones, asumir retos y compromisos sociales y lo que es más trascendental, forjar un proyecto de vida, que debe surgir conectado a dinámicas de educación.
Los jóvenes y los niños que habitan el sector rural en la actualidad, o por lo menos buena parte, son los potenciales futuros productores agropecuarios del país, con ellos es necesario propiciar la integración con las generaciones que pronto cumplirán su ciclo productivo; es decir, terminarán su etapa laboralmente activa, pero están cargados de experiencia y conocimiento que deben transmitir a las nuevas generaciones, este proceso no se hace a través de testamento, es necesario la construcción colectiva entre las dos generaciones, con el apoyo comprometido de las instituciones del sector y de los gobiernos.
La experiencia que se ha tenido desde el Centro de Investigación Nataima de AGROSAVIA, permite entender que es necesario darle condiciones reales a los jóvenes rurales para lograr que la producción agropecuaria y agroindustrial se conviertan en una alternativa viable en su proyecto de vida, para lograrlo tienen que alinearse las instituciones y los gobiernos en este objetivo, los jóvenes desde su infancia deben hacer parte de la estrategia y es necesario que haya inversión económica seria. Los responsables de producir la alimentación en nuestro país no van a seguir apareciendo por generación espontánea; por eso desde el Centro de Investigación Nataima de AGROSAVIA se está extendiendo la invitación a todos los actores para seguir teniendo un campo productivo.
- Más información:
- Jorge Sarasty Petrel
- Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- Centro de Investigación Nataima
- Oficina Asesora de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- jsarasty@agrosavia.co
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