Sin cáscara vale más
- Agroindustria, una alternativa de valor agregado
Uno de los grandes retos para el sector agropecuario, especialmente para los pequeños y medianos productores, es darle valor agregado a los productos provenientes de sus cosechas. La respuesta es aparentemente sencilla: ese valor agregado solo se logra haciendo algún proceso que aumente la vida útil o una transformación agroindustrial en el producto. Es ahí donde el productor agropecuario empieza a encontrarse con nuevos obstáculos. La transformación generalmente implica realizar procesos que incluyen instalaciones, equipos, disposición de mano de obra y, tal vez lo más importante, el conocimiento que permita obtener al final del proceso un producto de buena calidad y aceptado por el consumidor.
Actualmente, el mercado de bienes y servicios tiende a dar respuesta a lo que demandan los consumidores, lo que implica que la alternativa de transformación agroindustrial debe estar alineada a las necesidades de la sociedad que ejerce un poder de aprobación o rechazo: consumidores que comparan precios, que buscan calidad, entre otras características, pero sobre todo que buscan suplir las necesidades de seguridad alimentaria.
Los procesos de transformación generan consecuencias importantes en diferentes aspectos: tal vez el más visible, o por lo menos el más mediático, es la obtención de ganancias económicas. Pero hay otros resultados tan o tal vez más importantes: la conservación de alimentos, que evidentemente es una necesidad social permanente; Además, se podría evitar la pérdida significativa de productos agropecuarios en el campo, en los centros de acopio, en los procesos poscosecha e incluso en las plazas de mercado. No solo hablamos de productos para consumo humano, sino también para alimentación de los animales y otros procesos, como la obtención de energía alternativa proveniente de los residuos en la cadena de producción y comercialización.
No se puede olvidar que la agroindustria es un sector importante para el desarrollo económico de muchos países, puesto que genera empleo, ingresos y divisas. Por lo que los pequeños y medianos productores del agro pueden, o mejor, deben ser parte de este negocio.
Los productores suelen encontrarse con una dificultad que, a simple vista, puede ser insuperable: hablamos de los altos costos de las instalaciones y los equipos técnicos para procesar sus productos. Bajo estas consideraciones, un grupo de investigadores de Agrosavia, localizados en los Centros Nataima y Tibaitatá, está desarrollando procesos de investigación para definir nuevos productos, alternativas de energía, medios y estrategias en general que permitan establecer procesos de bajo costo con altos estándares de calidad.
La pretensión de los investigadores, a través de estas tecnologías o procesos de transformación, es disminuir las pérdidas del producto primario y, en consecuencia, que los productores emprendedores mejoren sus ingresos económicos.
Un factor que pesa significativamente en la producción agropecuaria son las pérdidas en campo, especialmente en cosecha y poscosecha, ocasionadas por daño mecánico, sobremadurez y transporte, entre otras actividades que impiden tener un producto de mejor calidad.
En estos procesos de búsqueda para obtener alternativas mejoradas e innovadoras, los investigadores procuran aumentar la vida útil del producto, generando opciones que contribuyan a disminuir el efecto de “inundación por cosecha”. Para conocer con más detalle el tema, consultamos a la ingeniera agroindustrial Kelly Johana Pedroza, a quien le preguntamos por la complejidad de los procesos de transformación de productos frescos y la respuesta fue simple: en el caso de las frutas, el despulpado, troceado y garantizar la cadena de frío son procesos que significan una agregación de valor, lo que permite que, en épocas de alta producción, se pueda conservar y mantener stock disponible para épocas de menor saturación del mercado. Además, es probable acceder a una nueva franja de consumidores a los que les gusta este tipo de producto, es decir, ocurre un cambio en el perfil de los consumidores por diferentes razones, aunque pesa mucho la practicidad. A pesar de lo sencillo que parezca hacer alguno de estos procesos, implicaría costos básicos que el emprendedor debe asumir.
Otra transformación, continúa explicando la investigadora, es la extracción de agua que se puede hacer a partir de sistemas impulsados con energías alternativas como la solar; esta es la tecnología de valor agregado más usada, dado que es la base para muchos procesos. De hecho, la práctica ha sido empleada históricamente en la agricultura familiar: producir harina de plátano o conservar la carne y el pescado (secado al sol) eran tiempos en los que aún no se disponía de tecnología para garantizar la conservación y la vida útil de los alimentos.
La alternativa, especialmente para las familias campesinas, era usar las herramientas existentes, y sin duda la energía solar estaba disponible. En los contextos actuales siguen existiendo las mismas condiciones; no obstante, hay nuevos desafíos y oportunidades: desarrollar procesos y equipos de uso sencillos y eficientes para lograr resultados que hagan la diferencia, con un reto, garantizar la conservación de las propiedades fisicoquímicas, funcionales y sensoriales de los productos.
En todo caso, es condición fundamental a partir de unas premisas básicas, entre las que mencionamos la producción sostenible. La agroindustria enfrenta desafíos relacionados con la conservación de la biodiversidad, la economía circular y la sostenibilidad ambiental, creando oportunidades para innovar y mejorar la eficiencia y la productividad a través del uso de tecnologías avanzadas. Asimismo, la globalización nos lleva a enfrentar desafíos relacionados con la competencia internacional y la adaptación a los cambios en los mercados globales.
En síntesis, la agroindustria alimentaria se enfoca en la producción, procesamiento y conservación de alimentos, y el planeta los está necesitando todos los días; No olvidemos que diariamente están muriendo de hambre, en promedio, 25 mil personas. Este renglón de la producción y la economía juega un papel importante en la seguridad alimentaria, ya que permite la producción y distribución de alimentos a pequeña, mediana y gran escala. La agroindustria es un generador de empleo; es un sector que requiere mano de obra para el desarrollo de sus actividades, y el valor agregado que proporciona permite pagarla.
Por eso, desde Agrosavia y sus centros de investigación, se está trabajando en allanar el camino a los pequeños y medianos productores del agro, para que encuentren en la agroindustria la alternativa para darle el valor agregado que necesitan sus productos y, sin duda, su familia, para mejorar el nivel de vida.
- Más información:
- Jorge Sarasty Petrel
- Profesional de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- Centro de Investigación Nataima
- Oficina Asesora de Comunicaciones, Identidad y Relaciones Corporativas
- jsarasty@agrosavia.co
- AGROSAVIA